viernes, 2 de noviembre de 2018

REFLEXIONES SOBRE INTELIGENCIAS MÚLTIPLES Y EL AULA



La teoría de Howard Gardner afirma que existen ocho inteligencias y cada persona destaca en varias de ellas.
Las inteligencias implican unas habilidades, destrezas, fortalezas, debilidades, estilo de aprendizaje y una forma de entender y percibir el mundo diferente para cada una de ellas. Por eso, uno de los aspectos esenciales que los docentes debemos incluir en nuestras programaciones es la gestión y análisis de las diferentes inteligencias del alumnado y como éstas influyen de manera determinante en la consecución de los objetivos marcados en el curso.
No podemos hablar de ‘inteligencia’ como concepto único. Hablamos de inteligencias, de diferentes inteligencias, de fortalezas en las que destacan nuestro alumnado.
Es cierto que afecta de distinta manera en los diferentes niveles educativos. En mi caso particular (Formación Profesional) los objetivos  vienen marcados por los resultados de aprendizaje. Es decir, conseguimos los objetivos en el momento en que el alumnado aprenda a realizar unas competencias profesionales relacionadas con cada uno de los perfiles profesionales de cada título. Dicho de otro modo: que el alumnado aprenda a realizar las tareas implícitas del oficio que está aprendiendo.

¿Cómo pueden influir las diferentes inteligencias en la consecución de los objetivos del curso?

En el caso de la Formación Profesional no existe adaptación curricular significativa. La adaptación curricular vendrá marcada con la consecución de los resultados de aprendizaje requeridos por cada oficio (los mencionados anteriormente).
Por tanto, en Formación Profesional no podremos adaptar los resultados de aprendizaje a los diferentes perfiles de alumnos en función de las diferentes inteligencias existentes en el aula. Pero lo que sí debemos realizar es una adaptación o personalización en la metodología utilizada para alcanzar esos objetivos o resultados de aprendizaje.
Básicamente, el docente detectará las diferentes inteligencias de sus alumnos y buscará el camino más adecuado que todos y cada uno de sus alumnos consigan esas destrezas. El docente se apoyará y utilizará las herramientas propicias para facilitar el aprendizaje de cada alumno. En definitiva, hablamos de la personalización del proceso de aprendizaje en función de las diferentes inteligencias del alumnado.
El proceso no es sencillo, requiere mucho trabajo previo de planificación y programación. Además exige detectar de manera acertada cada uno de estos perfiles o inteligencias de cada alumno. Como he comentado, las inteligencias son múltiples, por lo que los perfiles son variados. Pero lo que cabe duda es que el resultado será reconfortante: mayor motivación, mayor implicación, menos absentismo, mejores calificaciones…
Una buena herramienta para determinar las inteligencias de tus alumnos, es este sencillo test. Te ayudará a determinar los perfiles del grupo:


Por otro lado, no es solo responsabilidad del docente el poder aplicar en el aula sistemas que den respuestas a las diferentes inteligencias. Se trata de un concepto estructural que afecta a toda la comunidad educativa. Aspectos como la concepción del aula, recursos disponibles, carga lectiva o ratio por aula son esenciales a la hora de poder aplicar un sistema de educación más personalizado.
No se trata solo de pensar en las bondades de un sistema de educación más personalizado, sino en hacer, realizar y trabajar (cada uno en su parcela) por un sistema de educación más personalizado. Siendo la pieza clave el docente, que será el elemento esencial que decida romper con un sistema educativo tradicional basado en el conocimiento y memorización de conceptos. Olvidándose en muchos casos de generar experiencias positivas en el alumnado que motiven a la consecución de los objetivos, no solo del curso, sino también que asiente las bases para seguir formándose en niveles superiores, contribuyendo así a reducir el abandono prematuro de los estudios.

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